Hoy día a nuestros hospitales cada vez llegan menos casos sépticos (aunque aún existen) que veíamos cuando estábamos estudiando Medicina o éramos residentes. ¿Qué ha pasado? Lo que sucede es que muchas mujeres están utilizando análogos de prostaglandinas disminuyendo los riesgos antes mencionados y afortunadamente muchos países han avanzado permitiendo el aborto bajo causales y unos pocos permitiendo el aborto simplemente por decisión de la mujer (Cuba, Uruguay, México D.F). Extrapolando esto a la atención postaborto de las mujeres que llegan a nuestras instituciones, debemos tener en cuenta que muchas de ellas (mas de la mitad) aunque clínicamente presentan abortos incompletos pueden haber sido abortos inducidos. ¿Esto en qué cambia el abordaje clínico? Si bien es cierto el tratamiento médico seguirá siendo la evacuación uterina (medicamentosa, con cureta, con aspiración eléctrica o manual), debemos enfatizar en las necesidades en Salud Sexual y Salud Reproductiva que esa mujer pueda tener. Como dijimos ya, muchas de ellas afrontan una gestación no planeada (independientemente que haya sido un aborto espontáneo o inducido), por ende no debemos permitir que salga de la institución sin haberle explicado sobre su retorno de la fertilidad, opciones anticonceptivas y ojalá salga con un método anticonceptivo moderno.
El período postaborto después del tratamiento de emergencia ofrece una importante oportunidad a los (las) profesionales de la salud para ayudar a las mujeres resolviendo los problemas que contribuyen al embarazo no planeado. Como mínimo necesitamos asegurar que todas las pacientes en postaborto reciban la siguiente información esencial:
La disponibilidad y el lugar de recursos locales de servicios de anticoncepción para un reabastecimiento del método, provisión de otros métodos y atención relacionada permanente.