Introducción

El número de habitantes del planeta ya sobrepasó los ocho mil millones de personas y con las tasas de mortalidad y de natalidad actuales la población mundial puede ver duplicado su tamaño en las próximas tres décadas.

El vertiginoso crecimiento de la población mundial coloca aún más en evidencia las diferencias socioeconómicas entre los países desarrollados comparados con nuestros países Latinoamericanos y del Caribe. De esta manera encontramos que cerca del 85% de los niños que nacen en el mundo, el 95% de las muertes de lactantes y el 99% de las muertes maternas ocurren en los llamados países emergentes como los de nuestra región Latinoamericana y del Caribe, es decir, que de cada 100 mujeres que mueren en el mundo sólo una de ellas corresponde a países industrializados, esto como consecuencia en gran parte de complicaciones resultantes de gestaciones indeseadas. Desde el año 1990 el número estimado al año de muertes maternas en el mundo prácticamente no ha variado.

Si tenemos en cuenta que la tendencia de la humanidad es a concentrar las personas en las ciudades, el futuro se vislumbra caótico. En el año 1.900 tan sólo el 10% de la población mundial era urbana, para 1.950 asciende a 30% y se calcula que actualmente la mitad de la población mundial se concentra en las ciudades. La población urbana mundial aumentó en el siglo veinte de 220 millones a 2800 millones. También vemos que un 52% de la población urbana del planeta vive en ciudades de más de 500.000 habitantes. En América Latina y del Caribe en el año 2005 el 77% de la población se definía como urbana. Para el año 2030 las ciudades de los países en desarrollo albergarán al 80 % de la población urbana del mundo.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, se estima que en el año 2015 murieron 303.000 mujeres en todo el mundo por complicaciones relacionadas con el embarazo o el parto, es decir alrededor de 830 muertes maternas diarias (cerca de 35 cada hora). Si estas son las cifras de mortalidad,  que no decir entonces de la morbilidad resultante en las sobrevivientes, por cada mujer que muere por causas vinculadas al embarazo, otras 20 o 30 quedan con secuelas permanentes que alteran  su salud física, mental, sexual así como la capacidad cognitiva, motora, y de relacionamiento social, su imagen corporal, su status económico y social. Por eso se considera la mortalidad tan sólo la punta de un iceberg que representa una gran problemática, teniendo como base especialmente la gestación indeseada, que lleva a la mujer a buscar alternativas, como recurrir a un aborto inseguro, encontrando muchas veces la muerte.. La distribución de la mortalidad materna refleja profundas inequidades entre países. La casi totalidad de su ocurrencia (99%) se concentra en los países pobres, y al interior de cada país las mujeres de menores ingresos y las que residen en áreas rurales son las más desfavorecidas. En 2015 la tasa de mortalidad materna en las regiones más pobres del mundo fue de 239 x 100.000 NV, 20 veces más alta que la de las regiones más ricas, donde  el indicador es de tan solo 12 x 100.000 NV. Europa tiene la tasa más baja (16 x 100.000 NV) y  África la más elevada (542 x 100.000 NV) contándose 1800 muertes maternas anuales en Europa y 195.000 en África. De igual manera, el riesgo acumulado de muerte materna  es de 1 en 150 en los países pobres y 1 en 4900 en los países ricos. 
En América Latina y el Caribe se estima la ocurrencia de 7300 muertes maternas en 2015 con una tasa de 67 x 100.000 NV y extremos que oscilan entre 15 x100.000 NV en Uruguay y 359 x 100.000 NV en Haití. Entre 1990 y 2015 se observó una reducción del 50% en la tasa regional de mortalidad materna. Actualmente el riesgo de una mujer de morir por causas maternas a lo largo de su vida  es de 1 en 670.

En el año 2000 los estados miembro de las Naciones Unidas acordaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio que incluían, entre otros compromisos, lograr en 2015 una reducción del 75% de la tasa de mortalidad materna registrada en 1990 (ODM 5). Si bien en ninguna de las regiones del mundo se alcanzó la meta, se lograron importantes progresos durante ese período.  La tasa global de muerte materna se redujo en 44%  entre 1990 y 2015 (de 385  x 100.000 nacidos vivos (NV) a 216  x 100.000 nacidos vivos) 

La formulación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2016-2030 busca acelerar el proceso de disminución de la muerte materna y compromete a los estados a llevar  la tasa de mortalidad materna a menos de 70 x 100.000 NV al final de ese plazo y que ningún país tenga un valor mayor al doble de la media mundial.

En el mundo, cada minuto 380 mujeres se embarazan y 190 se enfrentan a gestaciones no deseadas o no planeadas, lo que lleva a las mujeres a buscar la terminación del embarazo. La mujer con recursos económicos accede a abortos seguros incluso en países con restricción legal, pero las mas pobre y vulnerables no tiene  esa opción. Tanto en África  como Latinoamérica y el Caribe(LAC) prácticamente todos los abortos son inseguros.  En LAC se estima que 32% de los embarazos terminan en abortos inducidos, lo que equivale a 6,5 millones de abortos inducidos anuales (44 x 1000 mujeres de 15 a 44 años), con una concentración mayor en América del Sur (4,6 millones de abortos, 65 por cada 1000 mujeres de 15 a 44 años).

Se calcula que cerca de 230 millones de mujeres quieren postergar o prevenir el embarazo, pero no están usando una anticoncepción efectiva, Si se invirtieran $ 3,9 mil millones de dólares cada año, para cerrar esta brecha, se evitarían:

  • 22 millones de abortos
  • 142 000 muertes relacionadas con el embarazo
  • (53 000 por aborto inseguro)
  • 1,4 millones de muertes infantiles

Tengamos en cuenta que esta a cifra de 3.9 mil millones,  es 170 veces menor a lo que USA tiene como presupuesto anual de defensa actualmente

La anticoncepción ha sido primordial para mejorar las condiciones de vida de las personas al permitir tener una vida sexual y reproductiva, por ende el conocer su desarrollo histórico, el estado actual y su futuro permitirá un mejor entendimiento del tema por parte de los profesionales de la salud, quienes empoderándose de estos conceptos podrán brindar una mejor información, basada en las mejores evidencias para que sus usuarios(as) puedan tomar una verdadera elección informada. La decisión de tener o no tener hijos es individual, como lo es la decisión de usar o no determinada opción anticonceptiva, pero lamentablemente no siempre los(as) profesionales de la salud respetan la autonomía de sus usuarios(as). Pesa mucho en la actitud del proveedor(a) de salud sus propias creencias, conceptos desactualizados y desinformación que circula en folletos, revistas e Internet, así como la infaltable presión de quienes se lucran de  la tecnología anticonceptiva.

La motivación de este libro es presentar de manera resumida a  enfermeros(as), médicos(as) generales, especialistas, estudiantes del área de la salud y demás lectores(as), el pasado, presente y futuro de la anticoncepción, basándonos en las mejores evidencias y en derechos sexuales y reproductivos,  pues el desconocimiento del verdadero alcance de la anticoncepción y los mitos creados alrededor de los métodos limitan su adecuado uso.

Si intensificamos la educación anticonceptiva y facilitamos a las mujeres y hombres en edad fértil de todo el mundo el acceso a métodos anticonceptivos económicos y eficaces, pero respetando su autonomía para decidir, podremos esperar un continuo descenso en la mortalidad materna, que con las cifras existentes sigue siendo una vergüenza ante el mundo y adicionalmente veremos aumentar la cifra de gestaciones deseadas condición básica para la felicidad del ser humano.